Valeria Márquez: Cómo logró abrir su estética antes de los 23 años y la tragedia que marcó su destino

El sueño que nació entre ahorros, déudas y redes sociales

«Yo no tenía nada». Con esa frase, Valeria Márquez desnudó la realidad de muchos jóvenes emprendedores mexicanos. Su vida, marcada por la belleza, el emprendimiento y la tragedia, se convirtió en un espejo de sueños truncos y preguntas sin responder. A sus 23 años, ya era modelo, influencer y dueña de su propio salón de belleza en Zapopan, Jalisco.

El nacimiento de «Blossom, the beauty lounge»

Ubicado en la Avenida del Servidor Público n.º 1262, el salón de Valeria no solo era su fuente de ingresos, sino también su carta de presentación ante una audiencia que la seguía fervorosamente en TikTok. Pero detrás del éxito estético y digital, había una historia menos glamurosa y profundamente humana.

Durante una sesión de preguntas en vivo, un seguidor le preguntó: “¿Cómo lograste tener tu propio negocio tan joven?”. Su respuesta fue tan honesta como reveladora:

«Yo tenía ahorrado… empecé a sacar cuentas y vi que no me iba a alcanzar esta chingadera. Entonces hablo con mi papá y le pido dinero prestado, mucho dinero prestado.»

Esa declaración, lejos de alimentar rumores, buscaba cortar de raíz las acusaciones que circulaban en redes sobre un presunto origen ilícito de su patrimonio.

De los sueños al emprendimiento

Valeria comenzó desde cero: sin mobiliario, sin productos, sin experiencia empresarial. Solo con ahorros y determinación. Su visión era clara: construir un espacio de belleza para mujeres que quisieran verse y sentirse bien. Cada adquisición para su estética fue pensada, comparada y ajustada a un presupuesto que pronto se volvió insuficiente.

El apoyo de su padre

La joven relató que fue su padre quien, al entender la pasión detrás de su proyecto, decidió ayudarla. Pero no fue un regalo:

«Cuando le digo ‘me prestas’, es porque se lo tengo que pagar a huevo.»

Con esa línea, dejó en claro que su camino estaba lejos del privilegio. El compromiso de saldar esa deuda era tan firme como su deseo de prosperar.

El ataque que apagó su voz

El martes 13 de mayo, mientras realizaba una transmisión en vivo desde su salón, un sicario solitario ingresó al local y disparó contra ella. El video, que captó los últimos segundos de vida de Valeria, se viralizó de inmediato. La indignación fue tan grande como la tristeza.

La Fiscalía de Jalisco abrió una investigación que, hasta el momento, ha derivado en al menos 20 entrevistas a amigos, familiares e influencers cercanos. Aunque se manejan tres líneas de investigación, aún no hay sospechosos claros.

Rumores, redes y estigmas

Tras su muerte, diversos usuarios comenzaron a especular sobre el «verdadero origen» del dinero de Valeria. Como ocurre a menudo con mujeres jóvenes y exitosas, la duda se sembró rápido y sin fundamentos. Su declaración en vivo fue su forma de blindarse ante el juicio público:

«Yo no tenía nada… fui armando todo paso a paso.»

Esta narrativa es común entre mujeres emprendedoras que luchan contra el escepticismo social y el machismo estructural.

El legado de una voz joven

Valeria no solo dejó un salón, dejó un mensaje: se puede emprender desde cero, con ayuda familiar y transparencia. Su historia, aunque trágica, sirve de inspiración para miles de jóvenes que buscan abrirse paso en un país donde la violencia y la desigualdad amenazan incluso a quienes sólo quieren trabajar.

Una investigación pendiente

La fiscalía jaliscienses aún no ha dado con los responsables. La presión mediática y social sigue creciendo, exigiendo justicia por una joven que solo quería compartir su pasión por la belleza.

Valeria Márquez no fue solo una influencer. Fue una joven empresaria que, con errores y aciertos, construyó un sueño desde la nada. Su historia deja una pregunta al aire: ¿Cuántos talentos se pierden cada año por la violencia impune?

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