Mariano Azuela: Legado de un jurista que transformó la Suprema Corte

El peso de un nombre en la justicia mexicana

«Me puse del lado de la Constitución». Con esa frase, Mariano Azuela Güitrón definió el tono de su paso por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El fallecimiento de este jurista, el 16 de mayo de 2025, no solo conmocionó al gremio legal: cerró una era marcada por el rigor, la fe y la reforma. Su vida es la historia de la justicia mexicana durante medio siglo.

Un pilar de la judicatura mexicana

Raíces sólidas: su formación

Azuela se formó en la Facultad de Derecho de la UNAM, donde cultivó una visión clásica y humanista del derecho. Su paso por esta institución no solo lo dotó de conocimientos técnicos, sino también de una red de contactos y una sensibilidad jurídica que marcarían su visión del Estado de Derecho.

Desde 1957, comenzó su vocación por la enseñanza, primero en el Centro Universitario México y más tarde en la Universidad Iberoamericana, donde sería reconocido como Profesor Emérito en 1992. Enseñó también en la Universidad Panamericana y en el ITAM, consolidando un perfil académico único en el país.

Vocación dual: academia y tribunales

Su ingreso como secretario de Estudio y Cuenta en la SCJN en 1960 marcó el inicio de una trayectoria judicial que avanzaría sin pausa por casi cinco décadas. Su trabajo en el Tribunal Fiscal de la Federación entre 1971 y 1983, y su presidencia en este órgano, le dieron una visión estructural del aparato judicial.

Esta etapa consolidó su reputación como jurista técnico, capaz de liderar reformas como la de 1978 que reestructuró dicho tribunal. Fue, desde entonces, identificado como un reformador institucional, capaz de conciliar la tradición jurídica con la necesidad de modernización.

Ministro de tres épocas: una carrera de continuidad

Un jurista de largo aliento

Nombrado Ministro de la SCJN en 1983 por Miguel de la Madrid, Azuela fue uno de los pocos que permaneció tras la reforma de 1994, que redefinió por completo la composición y atribuciones del máximo tribunal. Esto lo convirtió en un punto de anclaje entre la vieja y la nueva Corte.

Sus aportaciones incluyeron decisiones fundamentales que clarificaron la relación entre jurisprudencia y legalidad administrativa, como en la contradicción de tesis 40/2001-PL. En este caso, reafirmó que la ley, más que la jurisprudencia, debe guiar a la administración pública, preservando el principio de legalidad.

Conocimiento fiscal, impacto constitucional

Su experiencia fiscal fue clave para sentencias relacionadas con derechos económicos y controles al poder estatal. En la contradicción de tesis 6/2002, estableció que los tribunales administrativos sí están obligados a aplicar jurisprudencia de inconstitucionalidad, fortaleciendo el control difuso de la constitucionalidad.

Nombrado Ministro de la SCJN en 1983 por Miguel de la Madrid, Azuela
Nombrado Ministro de la SCJN en 1983 por Miguel de la Madrid, Azuela

El mandato como presidente: modernización y tensiones

Reforma y transparencia

Como presidente de la SCJN entre 2003 y 2007, Azuela impulsó iniciativas para aumentar la transparencia, como la creación del Canal Judicial. Promovió la transmisión de sesiones públicas y la difusión del quehacer jurisdiccional, buscando acercar la Corte a la ciudadanía.

También lideró mejoras administrativas, fortaleciendo al Consejo de la Judicatura Federal. Estas reformas respondieron a la creciente demanda ciudadana por una justicia más eficiente y menos opaca.

El caso AMLO: presión y principios

El desafuero de Andrés Manuel López Obrador en 2005 colocó a Azuela en el centro de una crisis política. Si bien reconoció reuniones con funcionarios del Ejecutivo, aclaró que su actuación siempre se guió por el respeto a la Constitución. Este episodio reveló la vulnerabilidad del Poder Judicial ante presiones políticas, pero también su capacidad de resistirlas.

Un pensador del derecho

Obra prolífica

Entre sus obras más destacadas están «Independencia y Autonomía del Poder Judicial Federal» (1993), «El derecho de familia y la libertad religiosa» (1995) y «Suprema Corte de Justicia y el Derecho a la Vida» (2002). Su tesis profesional abordó la doctrina pontificia y su relación con el Estado moderno, anticipando su interés en temas éticos y sociales.

«Los Jueces frente a su Independencia», su obra de 2009, fue distribuida como homenaje en su sesión de despedida. En ella defiende la imparcialidad, la excelencia y la integridad como virtudes esenciales de la judicatura.

Filosofía equilibrada

Azuela no fue un rupturista, pero tampoco un defensor a ultranza del statu quo. Su visión combinaba respeto a la tradición con sensibilidad ante nuevas demandas sociales. Defendió que las normas procesales deben interpretarse a favor del acceso a la justicia, como lo expresó en su voto particular en el amparo en revisión 180/88.

Su legado

Influencia múltiple

Su legado abarca cientos de criterios y resoluciones, pero también el impulso a la transparencia institucional y la formación de jueces. Sus exalumnos y colaboradores destacan su rigor, su sentido de la justicia y su calidad humana.

El valor de la independencia

Fue un defensor incansable de la independencia judicial. En un sistema a menudo expuesto a vaivenes políticos, Azuela representó una voz firme en defensa del equilibrio entre los poderes y del papel garante del Poder Judicial.

Un referente para el futuro

Mariano Azuela Güitrón representó una forma de ejercer la judicatura con vocación trascendente. En una época de transformación y tensiones, su ejemplo recuerda que la justicia exige equilibrio entre letra y espíritu. Su legado, como deseó la SCJN, perdura, y su vida es hoy referente ineludible para pensar el futuro de la justicia mexicana.

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