Una canción, una fiesta, un asesinato
Luis Antonio López, mejor conocido como «El Mimoso», cantaba como en cualquier otra fiesta. Pero aquella noche en Los Cabos, su voz quedaría para siempre atada a uno de los asesinatos más impactantes del narcotráfico mexicano: el de Francisco Rafael Arellano Félix.
El escenario de una tragedia disfrazada de celebración
Era el 18 de octubre de 2013. En el salón Ocean House del extinto Hotel Marbella, en Baja California Sur, se celebraba el cumpleaños 63 del exnarcotraficante. La lista de invitados combinaba élite y extravagancia: figuras del deporte como Omar Chávez y Jared Borgetti, personalidades del espectáculo y, por supuesto, música en vivo. «El Mimoso», exvocalista de la Banda El Recodo, era el encargado de amenizar la velada.
El disparo que rompió la fiesta
Alrededor de las 20:00 horas, la atmósfera festiva se quebró. Un hombre disfrazado de payaso, vestido de azul y morado, ingresó al recinto. Sacó un arma y disparó cinco veces contra Arellano Félix.
«Pensé que era un globo que se había reventado», declaró después «El Mimoso».
El impacto emocional en «El Mimoso»
En entrevista con Pepe Garza, el cantante relató que durante su interpretación tenía los ojos cerrados, como acostumbraba. No vio al asesino. No supo que pasaba hasta que vio a la gente correr.
«No me enteré de nada hasta que escuché que un globo se revienta… me vino una sensación de miedo.»
Corrió. Se ocultó bajo un jeep. Salvo su vida casi por instinto. Más tarde sería interrogado por las autoridades. Su testimonio: nulo en detalles, pero poderoso en emociones.
Un crimen con sello narco y una escena de película
Francisco Rafael Arellano Félix, quien había purgado condenas en Estados Unidos, había vuelto a México en 2008. Se instaló en Baja California Sur y se dedicó, bajo el pseudónimo de Mauro Vázquez, a promover espectáculos. Pero su pasado lo alcanzó.
La ejecución fue grabada en video. La imagen de «El Mimoso» cantando mientras al fondo se comete un asesinato, pasó a la historia del crimen organizado como una de las más surrealistas.
La investigación oficial
Según la Procuraduría General de Justicia de Baja California Sur y reportes de medios como el Semanario Zeta y Reuters, el sicario huyó con dos cómplices en una camioneta negra. Aunque hubo testimonios y videos, el crimen nunca se resolvió públicamente.
La vulnerabilidad del artista ante la violencia
Luis Antonio López no llevaba ni un cortauñas, dijo. No sabía quién era el festejado. No imaginaba que cantar en una fiesta terminaría en una escena de terror.
«Fue como un acto de película… Son cosas que pasan.»
El episodio pone en evidencia cómo el espectáculo y el crimen se entrecruzan en México, donde la fama no garantiza seguridad y la música puede sonar en medio de una tragedia.
Una cicatriz más en la historia del narco
El asesinato de Arellano Félix no solo acabó con la vida de un capo retirado. También marcó un hito en el tipo de crímenes narco: espectaculares, simbólicos, mediáticos. Un hombre disfrazado de payaso ejecutando a plena luz y frente a decenas de invitados es una narrativa que parece ficción, pero fue real.
Epílogo: entre el miedo y la música
«El Mimoso» volvió a cantar. Pero nunca olvidó aquella noche. La fiesta, los gritos, la huida. Su historia es testimonio vivo de cómo la violencia puede irrumpir en cualquier escenario.
¿Hasta cuándo cantará la música en fiestas donde ronda la sombra del narco?