El sarampión, un virus que afecta principalmente a niños, aún presenta brotes ocasionales. Reconocer los síntomas iniciales y las señales de alerta es crucial para evitar complicaciones graves.
Sarampión: una amenaza latente para los niños
El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a niños, aunque también puede ocurrir en adultos no inmunizados. En México, la vacunación ha reducido su incidencia, pero aún existen brotes ocasionales.
Causado por un virus de la familia paramyxovirus, el sarampión se transmite a través de gotitas respiratorias producidas al toser o estornudar. Se caracteriza por fiebre alta, erupción cutánea generalizada y síntomas respiratorios.
¿Cómo identificar los primeros síntomas del sarampión?
Los síntomas iniciales del sarampión suelen aparecer entre 7 y 14 días después de la exposición al virus. La fase inicial se caracteriza por: fiebre alta (generalmente superior a 38.5°C), tos seca persistente, rinitis (congestión y secreción nasal) y conjuntivitis (ojos rojos, llorosos y sensibles a la luz).
Las manchas de Koplik, pequeñas manchas blancas o grisáceas con un halo rojizo en la mucosa interna de la mejilla, son un signo distintivo que suele aparecer antes de la erupción cutánea.
La erupción cutánea: señal clave del sarampión
La erupción cutánea es el síntoma más característico del sarampión y suele aparecer entre 3 y 5 días después del inicio de los síntomas iniciales. Comienza como pequeñas manchas rojas planas en la cara, especialmente alrededor de la línea del cabello, y luego se extiende al cuello, tronco y extremidades.
Con el tiempo, las manchas pueden unirse y formar áreas más grandes de piel enrojecida. La erupción suele durar entre 5 y 6 días.
Complicaciones y señales de alerta: cuándo buscar ayuda médica
Aunque el sarampión suele ser autolimitado, puede causar complicaciones graves, especialmente en niños pequeños, personas con sistemas inmunitarios debilitados y mujeres embarazadas. Algunas complicaciones comunes incluyen: otitis media, neumonía, laringitis, bronquitis y encefalitis.
Es importante buscar atención médica de inmediato si un niño presenta síntomas de sarampión, especialmente si presenta: dificultad para respirar, dolor en el pecho, deshidratación, convulsiones, letargo o confusión, o empeoramiento de la tos o la fiebre.
Prevención y tratamiento del sarampión
La mejor forma de prevenir el sarampión es a través de la vacunación. En México, la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) se administra de forma gratuita a todos los niños como parte del esquema nacional de vacunación. Se recomiendan dos dosis: la primera a los 12 meses de edad y la segunda entre los 4 y 6 años.
El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones con: reposo, hidratación, analgésicos y antipiréticos. En algunos casos, se puede recomendar la administración de vitamina A para reducir el riesgo de complicaciones. Además, es vital mantener al niño aislado para evitar la propagación del virus.
Conocer los síntomas y actuar rápidamente ante las señales de alerta del sarampión puede marcar la diferencia. La vacunación sigue siendo la principal defensa. ¿Estamos protegiendo a nuestros niños adecuadamente?