Una mirada que lo cambia todo
En cada jornada electoral, hay quienes votan, quienes compiten… y quienes observan. Este año, los observadores electorales vuelven a ser protagonistas silenciosos de un proceso histórico. Con 158,911 ciudadanos acreditados, la elección judicial de 2025 podría ser una de las más vigiladas de la historia reciente en México.
La cifra que iguala a 2018
Uuc-kib Espadas Ancona, exconsejero del Instituto Nacional Electoral (INE), anunció en entrevista que la cifra de observadores nacionales acreditados es comparable con la registrada durante la elección presidencial de 2018. Esta equiparación no es menor: se trata de un indicador clave del interés ciudadano por la transparencia electoral.
“Pueden estar en las casillas, presenciar todo el proceso, tomar notas y al final presentar un informe”, explicó Espadas Ancona.
El rol de los observadores en la democracia
Los observadores electorales no son espectadores pasivos. Su papel está definido por la ley y respaldado por el INE:
Supervisión integral del proceso
- Están autorizados para asistir a todas las etapas del proceso electoral: desde la instalación de casillas hasta el conteo final de votos.
- Su presencia disuade posibles irregularidades y refuerza la percepción de limpieza del proceso.
Generación de informes ciudadanos
- Cada observador puede documentar hallazgos, anomalías o aciertos en su informe final.
- Estos documentos se convierten en fuentes paralelas de verificación, aportando al control cruzado de resultados.
La fuerza de la participación ciudadana
Espadas Ancona subrayó que la participación de la ciudadanía no solo en el voto, sino en la observación activa, es vital para reforzar la confianza en las instituciones democráticas.
Un antídoto contra la desinformación
En un contexto de polarización y noticias falsas, los observadores pueden funcionar como testigos confiables ante dudas sobre la legalidad de los comicios.
Responsabilidad y objetividad: pilares del observador
El exconsejero hizo un llamado a la seriedad:
“Actuar con responsabilidad y objetividad es fundamental para que los informes reflejen lo que realmente sucede en las casillas”.
México, entre el escepticismo y la vigilancia activa
Históricamente, las elecciones en México han estado marcadas por episodios de desconfianza ciudadana. En este contexto, la figura del observador adquiere un valor simbólico y operativo.
Lecciones del pasado
- En 2006, las elecciones federales generaron una crisis de confianza institucional.
- En 2018, con un récord de observadores y medidas de vigilancia, se logró una percepción de mayor legitimidad.
El futuro: más allá del conteo de votos
La observación electoral podría extenderse más allá de las urnas:
- Vigilancia de redes sociales y campañas.
- Monitoreo de medios y narrativas.
- Evaluación de accesibilidad para personas con discapacidad.
El ojo ciudadano que legitima
Los 158 mil observadores electorales son mucho más que una estadística. Representan la voluntad de una sociedad que no solo quiere votar, sino vigilar, verificar y validar su democracia. En un país donde la confianza es un activo escaso, la observación electoral se convierte en un acto de poder cívico. ¿Y si el verdadero cambio no está en las urnas, sino en los ojos que las vigilan?