El dilema de manifestarse: la protesta que fractura apoyos
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, enfrentó un momento crítico al confrontar públicamente a la CNTE. La tensión creció tras una encuesta que reveló un rechazo masivo a las protestas del magisterio. Su postura refleja una nueva etapa en su relación con los movimientos sociales.
El sondeo que encendió la polémica
Un estudio de QM Estudios de Opinión, publicado en El Heraldo de México, mostró que el 78% de los habitantes de la Ciudad de México y su zona metropolitana desaprueban las protestas y bloqueos de la CNTE.
La reacción presidencial
Sheinbaum, en su conferencia matutina del 22 de mayo, subrayó que aunque respeta el derecho a la manifestación, cuestiona las formas adoptadas por los docentes:
“Nosotros nos manifestamos muchísimas veces… pero siempre fue pacífico. El diálogo está abierto, pero tampoco estamos de acuerdo con algunas formas”.
Este contraste marca una línea clara entre su pasado en la oposición y su papel actual como jefa del Ejecutivo.
Escalada de tensiones: de la protesta al conflicto
Las acciones de la CNTE han escalado en intensidad:
- Bloqueos a accesos estratégicos, incluyendo el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
- Plantón en el Zócalo capitalino.
- Boicot a la Mañanera presidencial.
Estas medidas han alterado la movilidad y la vida cotidiana, generando crecientes críticas sociales.
Consecuencias inmediatas
Debido a estas acciones, la reunión prevista con Sheinbaum fue cancelada. La presidenta explicó que, aunque el diálogo continúa a través de la Secretaria de Gobernación y el Secretario de Educación, considera inadecuado un encuentro directo en este contexto:
“¿Para qué hacen todo eso para reunirse conmigo si ya había una mesa abierta?”
Diálogo abierto, pero con condiciones
Sheinbaum reiteró su compromiso con el diálogo, pero con límites claros frente a actos de violencia o bloqueos:
- Apoyo a la libertad de expresión
- Rechazo a la violencia y afectaciones a terceros
- Defensa del derecho a la movilidad y seguridad ciudadana
Esta postura busca equilibrar gobernabilidad y derechos sociales, un acto de malabarismo político constante.
El reto de gobernar en tiempos de protesta
La decisión de Sheinbaum abre interrogantes sobre el futuro de la relación entre el gobierno federal y los movimientos sociales. ¿Podrá mantener el diálogo sin ceder ante presiones radicales? La próxima fase de esta tensión definirá no solo su liderazgo, sino también el modelo de gobernanza frente al disenso.