Feminicidio trans en Antioquia: capturan al asesino de Sara Millerey

Una promesa rota y un grito por justicia

“Mamá, me voy a morir”, fueron las últimas palabras que Sara Millerey González alcanzó a decirle a su madre antes de morir. Aquel 5 de abril, su historia cruzó fronteras y encendió una alarma continental: no solo por la saña del crimen, sino porque una mujer trans fue convertida en blanco de violencia colectiva en pleno 2024. La captura de su presunto asesino, Juan Camilo Muñoz Gaviria, apenas empieza a cerrar un capítulo sangriento, pero deja abierta la pregunta más dolorosa: ¿por qué seguimos matando a quienes son diferentes?

¿Quién era Sara Millerey?

Una vida marcada por la búsqueda de identidad

Sara Millerey no era solo una víctima. Era una mujer trans joven que vivía en Bello, Antioquia. Como muchas otras, enfrentó discriminación desde temprana edad, pero había logrado construir un entorno propio. Su nombre identitario fue reconocido por quienes la amaban y por quienes ahora la lloran.

El contexto que no puede ignorarse

Colombia, y en especial Antioquia, arrastra un largo historial de violencia estructural contra las personas trans. En 2023, al menos 17 mujeres trans fueron asesinadas en el país, según datos de organizaciones defensoras de derechos humanos. Muchas de esas muertes ni siquiera llegan a juicio. La impunidad, el estigma y la deshumanización son parte del sistema.

El crimen que estremeció a Colombia

La brutal agresión

El 5 de abril de 2024, Sara fue interceptada por un grupo de personas que, sin piedad, le fracturaron los brazos, las piernas, le rompieron las costillas y le destrozaron un pulmón. Finalmente, su cuerpo fue arrojado a una quebrada del municipio de Bello. El ataque fue tan salvaje que su madre describió un “hueco en la cabeza” de su hija.

El impacto mediático y social

Las imágenes de Sara agonizando circularon rápidamente en redes sociales. Medios de México, Argentina y otras partes de América Latina replicaron la noticia. El caso encendió la indignación de colectivos LGBTIQ+, organizaciones de derechos humanos y ciudadanos comunes. Fue catalogado como un posible crimen de odio por múltiples voces, aunque legalmente aún no se ha tipificado así.

Captura del presunto feminicida

Quién es Juan Camilo Muñoz Gaviria

El 30 de abril, las autoridades de Colombia confirmaron la captura de Juan Camilo Muñoz Gaviria, señalado como uno de los agresores. Según la Fiscalía General de la Nación, se trataría de un miembro activo del grupo criminal “El Mesa”, una organización vinculada al narcotráfico en Medellín y su área metropolitana.

“Fue capturado en coordinación con la Fiscalía General de la Nación por el delito de tortura y homicidio agravado”, informó la Policía Metropolitana.

Cómo se logró su detención

La detención fue posible gracias a un trabajo conjunto entre el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y la Policía Nacional, como parte de una operación más amplia en Medellín. Según voceros de la Fiscalía, Muñoz Gaviria será presentado ante un juez de control de garantías en los próximos días.

Voces que exigen justicia

El testimonio de una madre

Sandra, madre de Sara, ha sido una voz fundamental en mantener viva la exigencia de justicia. En una entrevista con el podcast Más Allá del Silencio, relató entre lágrimas cómo su hija la miró a los ojos antes de morir. Describió las heridas con crudeza y pidió que no se oculte la verdad:

“Me miró y me dijo: ‘mamá, me voy a morir’. Yo le dije: ‘no, mi amor, te vas a recuperar’, y finalmente sí murió”, dijo con voz quebrada.

Reacción de colectivos y defensores

Diversos colectivos trans y organizaciones como Colombia Diversa han pedido que el caso de Sara se trate como feminicidio trans y se reconozca el componente de odio en el crimen. El uso de violencia extrema, la participación múltiple y el contexto social apuntan a una agresión motivada por prejuicio.

Feminicidios trans: un patrón ignorado

Lo que dicen los datos

Aunque el Observatorio de Derechos Humanos y el Ministerio del Interior han comenzado a documentar crímenes contra personas LGBTIQ+, aún no existe una categoría penal específica para los feminicidios trans. Eso significa que muchos casos quedan sin resolver o no se investigan con el enfoque adecuado.

El vacío legal

La ley 1761 de 2015 (Ley Rosa Elvira Cely) define el feminicidio en Colombia, pero no contempla expresamente a las mujeres trans. Esto deja en manos de los fiscales y jueces la interpretación del caso. En el de Sara, la tipificación inicial es de homicidio agravado y tortura, sin incluir el enfoque diferencial de género e identidad.

¿Y ahora qué sigue?

El reto para la justicia colombiana

Este caso podría sentar un precedente si se logra reconocer como crimen de odio y no como un simple homicidio. La presión mediática, el trabajo de colectivos y la visibilidad internacional pueden ser determinantes.

La deuda del Estado

Más allá de una condena, el Estado colombiano debe garantizar la no repetición. Eso implica no solo castigar a los culpables, sino también implementar políticas de protección efectivas para personas trans, especialmente en territorios con presencia de grupos armados y redes criminales.

Una vida menos y muchas preguntas más

Sara Millerey murió con el rostro de su madre como último refugio. Su historia no debe archivarse en las estadísticas del horror. La captura de uno de sus agresores es solo un paso en un largo camino hacia la justicia. ¿Cuántas más deben morir para que se reconozca que ser trans no puede seguir siendo una sentencia de muerte?

Latest articles

Related articles

Leave a reply

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí