A un mes de ser elegido como el Sucesor de Pedro, el Papa León XIV celebró la misa de Pentecostés, un momento clave que conmemora la llegada del Espíritu Santo. En este evento, resaltó el profundo impacto que tuvo este don en los Apóstoles y en la misión de la Iglesia.
El significado del Espíritu Santo según el Papa León XIV
Durante la celebración de la misa de Pentecostés, el Papa León XIV explicó cómo el Espíritu Santo transformó a los Apóstoles, quienes sentían miedo y tristeza tras la muerte de Jesucristo. La llegada del Espíritu les permitió «interpretar» lo sucedido y tener una «íntima experiencia de la presencia del Resucitado».
El Espíritu Santo vence su miedo.
Rompe las cadenas interiores.
Alivia las heridas.
Los unge con fortaleza.
Les da el valor de salir a anunciar las obras de Dios.
El Obispo de Roma, según el texto, añadió que el Espíritu Santo tiene un papel fundamental en la expansión de la Iglesia.
Abriendo fronteras y derribando barreras
«La Iglesia debe llegar a ser siempre nuevamente lo que ya es: debe abrir las fronteras entre los pueblos y derribar las barreras entre las clases y las razas», citó el texto sobre las palabras del Papa León XIV respecto a la misión de la Iglesia impulsada por el Espíritu.
El Espíritu Santo como un don de amor
El Papa León XIV definió al Espíritu Santo como “un don que abre nuestra vida al amor”. Detalló sus efectos personales:
Disuelve nuestras durezas.
Nuestras cerrazones.
Los egoísmos.
Los miedos que nos paralizan.
Los narcisismos que nos hacen girar sólo en torno a nosotros mismos.
Llamado final a derribar muros
Ante ochenta mil fieles y visitantes reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV concluyó su homilía pidiendo la invocación del Espíritu Santo. Su petición fue clara y directa:
«Invoquemos el Espíritu de amor y de paz, para que abra las fronteras, abata los muros, disuelva el odio y nos ayude a vivir como hijos del único Padre que está en el cielo”.
El mensaje del Papa León XIV en Pentecostés, según lo presentado, enfatiza el poder transformador del Espíritu Santo, capaz de superar el miedo individual y las divisiones sociales, impulsando una misión de amor que derriba barreras y abre caminos hacia la unidad.