Una nevada mortal y una lluvia que envejece: dos mundos colapsan
En pleno auge del streaming y la narrativa interactiva, dos obras separadas por décadas y formatos encuentran un punto de contacto asombroso. El Eternauta, la emblemática historieta argentina llevada a la pantalla por Netflix, y Death Stranding, el videojuego revolucionario de Hideo Kojima, no solo narran catástrofes extrañas, sino que hacen eco de un mensaje común: solo unidos sobrevivimos.
Ambas ficciones nos sumergen en realidades devastadas por fenómenos climáticos inexplicables, pero cargadas de simbolismo. Y lo más fascinante: lo hacen desde lugares opuestos del planeta, sin que sus creadores hayan colaborado entre sí. ¿Coincidencia o resonancia cultural inevitable?
El Eternauta: del papel a Netflix, una historia de resistencia colectiva
Una invasión invisible sobre Buenos Aires
Publicada en 1957 y adaptada por Netflix en 2025, El Eternauta narra una historia de ciencia ficción con una potencia política pocas veces vista. En una Buenos Aires contemporánea, una nevada tóxica cae en pleno verano, aniquilando a quien se atreva a salir. El fenómeno es apenas la antesala de una invasión alienígena.
Juan Salvo, interpretado por Ricardo Darín, lidera a un grupo de sobrevivientes que, desde el encierro y la incertidumbre, enfrentan lo impensable. Pero no lo hacen desde la épica individual, sino desde la cooperación.
“La verdadera aventura es la de todos”, decía Héctor Germán Oesterheld, autor original de la historieta.
Ciencia ficción con raíz política
El relato de El Eternauta fue concebido en un contexto de crisis social y represión. Oesterheld, desaparecido durante la dictadura argentina, transformó su historieta en una alegoría del compromiso colectivo. Hoy, con su adaptación a una plataforma global, su mensaje resuena con fuerza renovada: la resistencia no es heroísmo solitario, sino red compartida.
Death Stranding: la odisea de reconectar un mundo roto
Una lluvia letal y el peso de los muertos
Death Stranding, lanzado en 2019, plantea un universo colapsado por un evento llamado el «Death Stranding», que ha roto las barreras entre los vivos y los muertos. El resultado: criaturas invisibles, explosiones gigantescas y una lluvia conocida como Timefall, que acelera el envejecimiento de lo que toca.
Sam Porter Bridges, el protagonista interpretado por Norman Reedus, no es un guerrero tradicional. Es un repartidor. Su misión no es matar, sino conectar: reconstruir una red que una ciudades aisladas y personas desconectadas.
Kojima y la filosofía del lazo
A diferencia de otros videojuegos centrados en el combate, Death Stranding propone una mecánica de cooperación asíncrona. Lo que un jugador construye, puede ayudar a otro. Kojima lo llama el sistema de «cuerdas»:
“Las cuerdas conectan, unen, crean lazos. Frente al aislamiento, necesitamos puentes.” – Hideo Kojima
En un mundo donde la soledad y el miedo reinan, el juego exalta la interdependencia como salvación.
Coincidencias imposibles: ¿inspiración cruzada o diálogo inconsciente?
Fenómenos climáticos como catalizadores del miedo
Ambas obras plantean una catástrofe climática de origen incierto que actúa como gatillo del horror:
- En El Eternauta: una nevada blanca, silenciosa y mortal.
- En Death Stranding: una lluvia oscura que envejece todo a su paso.
Estos fenómenos no son solo amenazas físicas. Simbolizan la fragilidad de lo cotidiano, el colapso del entorno familiar, la interrupción de la normalidad. ¿Y qué hacen los protagonistas? Buscan conectarse.
De héroes solitarios a redes humanas
La gran ruptura con otras ficciones apocalípticas radica aquí: ni Juan Salvo ni Sam Porter Bridges son salvadores mesiánicos. Ambos actúan como nodos de una red humana:
- Juan Salvo se convierte en líder por necesidad, no por poder.
- Sam teje conexiones físicas y emocionales mientras carga el peso literal y simbólico del pasado.
En vez de disparar balas, reparten esperanza.
El elogio de Kojima y la viralización en redes
El 2 de mayo de 2025, Hideo Kojima publicó en X (ex Twitter) que El Eternauta le parecía «buenísima». Con solo esa palabra, activó un cruce cultural inesperado. Fans de todo el mundo comenzaron a trazar similitudes, aunque Kojima nunca haya confirmado conocer la obra de Oesterheld previamente.
Algunos incluso sugirieron que Death Stranding pudo haberse inspirado en la historieta argentina, aunque no hay pruebas documentadas de ello. Sin embargo, las coincidencias son tan fuertes que parecen formar parte de un inconsciente colectivo narrativo.
Reacciones y debates
- Foros de Reddit y Discord recopilaron escenas paralelas.
- Influencers latinoamericanos comenzaron a recomendar ambos productos como un combo de consumo cultural.
- Netflix incorporó una sección «inspiraciones y conexiones» en su sitio Tudum.
Más allá del apocalipsis: el mensaje compartido
El miedo no divide, conecta
Ambas historias colocan al miedo en el centro, pero no como instrumento de parálisis. La amenaza exterior –ya sea una nevada, una lluvia, una criatura– solo puede enfrentarse desde el vínculo humano:
- En El Eternauta, los vecinos organizan patrullas y refuerzan ventanas.
- En Death Stranding, los jugadores dejan escaleras, refugios y consejos para otros.
Este mensaje no es ingenuo: no niega el caos, lo enfrenta desde la cooperación. En tiempos donde el aislamiento social (pandemias, polarización, algoritmos) parece dominar, este tipo de ficción plantea una ética distinta: sobrevivir juntos o no sobrevivir en absoluto.
De la ciencia ficción a la filosofía de vida
Más que entretenimiento, ambas obras invitan a la reflexión. Nos preguntan:
- ¿Qué vínculos estamos dispuestos a reconstruir?
- ¿Quiénes son nuestros aliados en el desastre?
- ¿Y si el héroe ya no es quien impone orden, sino quien te escucha y tiende la mano?
Hacia el futuro: Death Stranding 2 y el legado del Eternauta
Una secuela esperada
Death Stranding 2: On the Beach se lanzará el 26 de junio de 2025, y promete ampliar el universo planteado por Kojima. Aunque poco se sabe de su trama, se anticipa que seguirá explorando la dimensión emocional del apocalipsis.
El Eternauta global
La versión de Netflix, además de recibir elogios por su fidelidad estética, ha puesto en el radar internacional una joya de la historieta latinoamericana. El hecho de que ahora se discuta junto a una obra japonesa de vanguardia es señal de su poder narrativo y simbólico.
Lo invisible que nos une
La conexión entre El Eternauta y Death Stranding es más que una curiosidad cultural. Es una prueba de que la ciencia ficción, en cualquier formato o idioma, puede hacernos ver lo invisible: el valor de estar juntos cuando todo se rompe.
En un mundo cada vez más fragmentado, quizás debamos preguntarnos:
¿Qué estamos haciendo hoy para tejer nuestras propias redes antes de que llegue la próxima nevada o la próxima lluvia?