Misael Galván no solo lucha por su vida tras una brutal agresión en Tehuacán, también pelea por el derecho a trabajar para mantener con vida a su padre, enfermo de diabetes.
Un joven agredido por trabajar
Misael, un joven vendedor de frutas en Tehuacán, Puebla, fue víctima de una violenta golpiza a plena luz del día. El motivo: su puesto supuestamente bloqueaba la vía pública. Las imágenes del ataque circularon rápidamente en redes sociales, generando indignación y una movilización vecinal que escaló en violencia.
Una historia de esfuerzo y sacrificio
Desde hace ocho años, Misael instaló su modesto local para vender frutas. Dejó los estudios para apoyar a su madre y cubrir los gastos médicos de su padre, quien enfrenta una diabetes avanzada y requiere diálisis constante. «Solo quiero seguir trabajando para ayudar a mi familia», declaró Misael frente a medios, con la voz entrecortada.
La agresión y sus consecuencias
Brutalidad a plena luz del día
El joven fue golpeado por un hombre y su hijo, supuestamente vecinos del fraccionamiento La Concordia, quienes no toleraron que el puesto estorbara la acera. Las escenas de violencia, captadas en video, muestran a Misael recibiendo puñetazos y patadas sin posibilidad de defenderse.
Indignación y venganza social
Lo que comenzó como una manifestación pacífica frente a la casa de los agresores el 22 de mayo, degeneró en un acto de justicia por propia mano: incendios, grafitis y destrozos en el domicilio de los atacantes fueron registrados por los mismos vecinos. El estallido social reflejó la frustración ciudadana ante la impunidad.
Justicia y necesidades urgentes
Una denuncia que pide ser escuchada
Misael y su defensa legal buscan reclasificar el delito como homicidio en grado de tentativa, dada la brutalidad de la agresión. “Esto no fue una pelea, fue un intento de quitarme la vida por querer trabajar”, declaró el joven.
Un llamado por sobrevivir
El joven también exige poder volver a operar su local de frutas, no solo por necesidad económica, sino porque sin esas ventas su padre no podrá seguir con el tratamiento de diálisis. «Cada día sin vender es un día menos para mi papá», afirmó Misael.
Reacciones sociales y lo que está en juego
Redes que denuncian, pero también inflaman
Las redes sociales jugaron un doble papel: por un lado, visibilizaron el abuso que sufrió Misael; por otro, avivaron el enojo colectivo que derivó en violencia contra los agresores. Las imágenes de la casa destruida, el coche quemado y los objetos rotos fueron compartidas como trofeos de una venganza popular.
Entre la legalidad y la justicia popular
El caso pone sobre la mesa un dilema: ¿qué sucede cuando la justicia formal no llega a tiempo y la sociedad decide actuar por su cuenta? El ataque a Misael, seguido de la revuelta vecinal, es un espejo de las tensiones sociales que se viven en muchas partes de México.
Un joven, una familia y una lucha por dignidad
La historia de Misael no es solo la de una agresión injusta, sino la de miles de jóvenes que abandonan sueños para cargar con la salud y el sustento familiar. Su caso interpela a las autoridades, pero también a la sociedad entera: ¿cuánto vale la vida de un joven trabajador?
En un país donde la violencia se vuelve rutina y la impunidad norma, Misael representa una resistencia silenciosa pero poderosa. Su historia nos obliga a preguntar: ¿cuántas vidas más deben romperse antes de que el trabajo digno y la justicia dejen de ser privilegios?