Fosas clandestinas en Sonora: el dolor que no cesa

Fosas clandestinas en Sonora revelan cuerpos gracias a madres buscadoras; la verdad emerge en medio del dolor y el abandono oficial.
Fosas clandestinas en Sonora: el dolor que no cesa
Fosas clandestinas en Sonora: el dolor que no cesa

El 10 de mayo, mientras muchas celebraban el Día de las Madres, otras cavaban la tierra con las manos. En Sonora, las madres buscadoras volvieron a encontrar lo que nunca debieron perder: restos humanos.

El hallazgo que revivió el dolor en Nogales

En las inmediaciones de la colonia La Mesa, al sur de Nogales, el colectivo Buscadores de la Frontera localizó tres cuerpos masculinos en fosas clandestinas. La denuncia llegó de forma anónima, como sucede en muchos de estos casos, donde el silencio es tan común como la impunidad.

Los cuerpos estaban en avanzado estado de descomposición. Uno vestía una sudadera roja y tenía un anillo de plata; otro portaba una camiseta negra y usaba brackets; el tercero tenía la muñeca tatuada, sudadera y chamarra negra, pero sin pantalón ni ropa interior.

La Fiscalía de Sonora aseguró el área. Peritos forenses ya trabajan en la identificación con análisis de ADN y cotejo con bases de datos de desaparecidos. Sin embargo, el proceso puede tardar meses o incluso años, como ha ocurrido antes en la región.

Hermosillo: una historia que se repite

Mientras en Nogales se recuperaban cuerpos, en Hermosillo, la capital sonorense, el colectivo Madres Buscadoras halló otra fosa. Fue justo detrás del Aeropuerto Internacional, en un terreno despoblado donde apenas una semana antes también se habían encontrado restos humanos.

Día de las Madres entre fosas y llanto

Fue el 10 de mayo, una fecha simbólica que para estas mujeres no es de celebración. «Hoy no festejamos, luchamos por encontrarlos», escribieron en redes sociales.

Los cuerpos estaban envueltos en sudaderas negras, con prendas como una sudadera amarilla, pantalones de mezclilla, tenis negros, y otros morados con blanco y amarillo. La vestimenta es clave para la identificación preliminar, especialmente en casos donde no hay documentación.

La carretera de la muerte

El punto exacto fue el kilómetro 13 de la carretera estatal número 100, la vía que conecta Hermosillo con Bahía de Kino. En ese mismo lugar, se habían encontrado seis cuerpos el fin de semana anterior. También se localizaron credenciales para votar, lo que facilitó algunas identificaciones.

¿Quiénes son las madres buscadoras?

Son mujeres que transformaron su dolor en motor de búsqueda. Armadas con palas, varillas y esperanza, escarban donde nadie más lo hace. No reciben salario ni protección oficial, pero han logrado lo que muchas instituciones no: encontrar a sus hijos.

Una lucha sin reconocimiento

Las madres buscadoras han denunciado amenazas, indiferencia institucional y criminalización. Aun así, no se detienen. Su labor ha sido documentada por medios internacionales y organismos de derechos humanos.

«Nos hacen falta nuestros hijos en casa y es por eso que salimos a luchar para regresarlos», declaran una y otra vez.

El Estado: ausente o incapaz

Aunque la Fiscalía de Sonora colabora en el procesamiento de los hallazgos, las búsquedas parten casi siempre de esfuerzos ciudadanos. Las denuncias anónimas, la intuición de las madres y su experiencia en campo son los verdaderos detonantes de estos descubrimientos.

¿Por qué no hay más avances oficiales? La falta de recursos, voluntad política y corrupción estructural son parte de la respuesta. En muchas ocasiones, las mismas autoridades locales han sido señaladas por su posible complicidad o negligencia.

Un país sembrado de dolor

Sonora no es un caso aislado. Según cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda, en México hay más de 110 mil personas desaparecidas. El hallazgo de fosas clandestinas es ya parte del paisaje en estados como Guerrero, Jalisco, Veracruz y ahora, cada vez más, Sonora.

Lo que las cifras no dicen

Cada cuerpo encontrado es una familia que puede comenzar a cerrar un ciclo, pero también es una prueba más de un Estado fallido. El hallazgo de credenciales, tatuajes o prendas se convierte en las únicas pistas para una identificación que muchas veces nunca llega.

Mientras miles celebran con flores y pasteles, otras madres caminan entre monte y polvo, cavando la tierra en busca de sus hijos. La pregunta es contundente: ¿cuántas fosas más hacen falta para que el país despierte? La lucha de las madres buscadoras no es solo por sus hijos, es por todos nosotros.

Inicio / Crimen / Fosas clandestinas en Sonora: el dolor que no cesa

Compartir:

Relacionado